Los dones extraordinarios son de dos tipos: o se reciben de nacimiento o se reciben en el desarrollo de la vida espiritual.
Es interesantísimo observar que algunas personas tienen dones exorcísticos de nacimiento, muy a menudo heredados de su madre. La persona sabe que tiene un don extraordinario desde niño, pero el don exorcístico sólo lo podrá actuar en un grupo de oración que se dedique a este ministerio. Estos dones de nacimiento, son mucho más frecuentes en las mujeres que en los hombres.
Los dones recibidos por nacimiento tienen que purificarse llevando estas personas una vida de oración, de lo contrario el demonio puede interferir en esos dones e impurificarlos metiendo en medio de ellos mensajes que no vienen del don de Dios. Si la persona que ha recibido un don cae en la soberbia, fácilmente allí hallará una rendija el demonio para introducir sus inspiraciones falsas. De este modo la persona puede tener un don de Dios pero recibir al mismo tiempo engaños que vienen de abajo. La oración, la vida espiritual, es el único medio de purificar el don una vez que esta influencia negativa se ha introducido en el uso del don.
Normalmente la inmensa mayoría de los exorcistas que ha habido a lo largo de la historia no han tenido ningún carisma extraordinario. Pero cuando Dios agrupa junto a un exorcista a varias personas con carismas y de gran vida espiritual y forman un equipo, entonces son como un ejército que los demonios temen como a nada en el mundo. Y en verdad puedo decir que nada temen más los demonios que a un equipo de gente de oración dirigidos por un exorcista con experiencia.
Padre José Antonio Fortea.