lunes, 30 de enero de 2017

¿Qué tipos de exorcistas existen?


Tanto cuando los laicos como los clérigos hablan de “exorcista” se refieren a realidades muy diversas bajo la misma palabra, y eso aún cuando se refieran a sacerdotes con permiso de su obispo para realizar ese ministerio. Bajo ese sustantivo la gente quiere referir las siguientes realidades que vamos a tratar de describir aquí.

Exorcista

Exorcista ministerial: es el que tiene encomendada esta función de forma permanente y recibe varios casos cada semana, realizando exorcismos de forma usual.

Se le llama “ministerial” en cuanto que no ejerce esta función ad casum sino como un ministerio estable. Sin duda éste es el mejor tipo de exorcista y si, además, es un hombre lleno de caridad hacia los casos que le vengan y está dotado de gran vida espiritual, entonces son el terror de los demonios. Pues se trata de verdaderos especialistas que ya se saben los trucos de los demonios.

Exorcista ad casum: es el sacerdote que no realiza esta función de modo usual, sino que sólo se le han dado facultades para atender un caso y no vuelve a realizar otro exorcismo en años. En este tipo de exorcistas se incluyen aquellos que aunque tengan facultades de forma permanente, de hecho, sólo exorcizan una vez cada varios años.

Este tipo de exorcistas al desempeñar su función una o pocas veces en la vida apenas adquieren experiencia acerca del mundo de los demonios. Y por supuesto será muy difícil que descubran los casos de demonios ocultos (daemones abditi).Tampoco descubrirán los complejos mecanismos de la influencia, por los cuales los demonios pueden actuar de un modo no ordinario en las personas sin poseerlas. Son sacerdotes que van aprendiendo conforme exorcizan.

*Como norma general, los demonios abditi sólo son descubiertos por exorcistas ministeriales. Será excepcional que un exorcista que sólo haya realizado unos pocos exorcismos en su vida detecte la presencia de estos espíritus.

Psicoexorcista: es el sacerdote racionalista que todo lo reduce a psicología y no cree en el exorcismo. Es decir, cree que el verdadero exorcismo de la mente es la atención psicológica.

Son no pocas las diócesis en las que ante los numerosos casos que reciben al año pidiendo ser atendidos en este ministerio, deciden nombrar a un sacerdote racionalista, que no cree en los exorcismos, para que les escuche y les de los consejos psicológicos pertinentes, pero nunca practicando el exorcismo. Son siempre sacerdotes que han hecho la carrera de psicología y que están infatuados de su ciencia, siendo impermeables a la aceptación de la influencia de los espíritus en las personas. Algunos de estos exorcistas ni siquiera creen en la existencia del demonio. Escuché a un psicoexorcista de una gran archidiócesis, la más grande de su país, que recibía al año 1500 casos, pero que en doce años de “ejercer” este ministerio nunca había tenido que hacer ningún exorcismo.

Pseudoexorcista: es la persona que sin ser sacerdote, dice que es exorcista para vivir de ello, usualmente tras la consulta se pide sólo la voluntad. Normalmente es gente que proviene del mundo del esoterismo. Estos son falsos exorcistas, todo lo que hacen es completamente inútil. Muchos acaban ellos mismos sufriendo posesión diabólica y tienen que dejar este “trabajo” forzosamente.

Nunca nadie que ejerza este ministerio por dinero tendrá la ayuda de Dios. Y sin Dios este ministerio no sólo está destinado al fracaso, sino que además la persona carecerá de la protección del Altísimo contra estas “serpientes y escorpiones”. De hecho, para ejercer este ministerio se necesita el encargo de la Iglesia o el encargo directo de Dios. No es algo que uno pueda tomar sobre sí sin esa precisa voluntad de Dios. Nadie debe meterse en un foso de leones si Dios no se lo ordena. Si uno se mete por su cuenta, lo hará bajo su propio riesgo.

Anexo a la cuestión

Añadimos dos categorías más aunque no tengan que ser necesariamente exorcistas.

Carismático: es la persona (sacerdote o no) que ha recibido un carisma para liberar a la gente de las ataduras de la posesión y la influencia. Esta persona usa del carisma del modo concreto como el Espíritu Santo le guíe. Son pocas las personas que tienen este tipo de dones dados directamente por Dios para ayudar a la gente. Son personas obedientes que siempre actúan con el consentimiento de los legítimos pastores por ejemplo, ayudando en un equipo bajo la dirección de un sacerdote con nombramiento de exorcista.

No hay que confundir una persona con un don carismático con alguien perteneciente a la renovación carismática”. Una persona puede recibir cualquier tipo de carisma y no pertenecer para nada a ese movimiento y espiritualidad. Por ejemplo, Santa Catalina de Siena era una persona que tuvo este don carismático del exorcismo. Ha habido más casos en la historia de la Iglesia, aunque para evitar el escándalo de los fieles y la extrañeza de los teólogos, se ha ocultado bajo un velo esta faceta de algunos santos no sacerdotes. Es muy raro encontrar un sacerdote con dones exorcísticos. Lo normal es encontrarse con laicos y que estos ayuden al sacerdote.

Las personas que tienen dones los tienen normalmente de dos tipos: o viendo cosas (sintiéndolas en su interior, o viéndolas) o teniendo que poner sus manos sobre el poseso (a veces tocan de un modo especial al poseso, pasándoles la mano o como masajeándoles).

Demonólogo: es el teólogo especializado en la parte de la teología que estudia todo lo relativo al demonio, y por ende la posesión y el exorcismo. El demonólogo podría ser una persona que nunca haya presenciado un exorcismo. Si bien el mejor demonólogo será aquel que conjugue teoría con la práctica, ya que muchas veces la práctica cambia la forma de ver la teoría. No todos los exorcistas, por mucha experiencia que posean, son grandes teólogos. De ahí que no todos los exorcistas han destacado por su labor teológica y no todos son demonólogos, sino sólo unos pocos.

Padre José Antonio Fortea.