lunes, 30 de enero de 2017

¿Qué tipos de exorcismo han existido en la Iglesia a lo largo de la Historia?



Aunque siempre hablamos de “exorcismo”, en realidad hay tres tipos de exorcismo. El exorcismo siempre se define como la conjuración del demonio en el nombre de Dios para que salga de un cuerpo, ésa es la esencia de ese acto. Pero ese acto se puede realizar de tres modos. Y en la historia se han dado tres tipos de exorcismo:

El exorcismo apostólico: Los Apóstoles, al igual que Jesús, no tenían que estar largas horas exorcizando a los posesos, daban una orden y los demonios salían. Ellos no usaron ningún ritual (tampoco existía todavía), este tipo de exorcismo era inmediato y no requería de técnica alguna. Lo más seguro es que los inmediatos sucesores de los Apóstoles usaran este tipo de exorcismo aunque cada generación que pasaba verían como los exorcismos se prolongaban más. Poco a poco irían dándose cuenta de la utilidad de ir usando la ayuda de oraciones ya hechas y de objetos bendecidos.

Era lógico que al principio Dios concediera un tipo de exorcismo fulminante pues de lo contrario los Apóstoles hubieran tenido que perder un tiempo precioso en este ministerio. Además en aquel momento fundacional era muy conveniente que el exorcismo fuera un signo lo más claro posible del poder de Dios para llevar a la fe a los paganos.

El exorcismo ritual: Poco a poco, el elemento esencial de conjurar se fue petrificando en oraciones ya hechas y que se fueron transmitiendo. El exorcismo ritual fue articulándose en pasos diversos dentro del mismo rito (letanías, salmos, oraciones a Dios, etc.). Y la experiencia fue advirtiendo la eficacia de usar objetos bendecidos (la cruz, el óleo bendecido, etc.). El exorcismo apostólico que aunque pueda repetirse alguna vez en algún santo (o en alguna situación concreta) fue una concesión extraordinaria. Lo normal es que el acto de debilitamiento y expulsión de un demonio cueste un tiempo determinado por la propia naturaleza de ese acto, y que no sea por tanto algo fulminante e inmediato. Esto se prueba en que es así en que hasta los mismos santos han necesitado de semanas y meses para liberar a un poseso. O sea que la duración del proceso no se debe a la debilidad de la fe o a la poca santidad del ministro, sino que el acto en sí requiere por su misma naturaleza de un tiempo determinado que a veces es de meses.

El exorcismo como don: Este tipo de exorcismo sólo lo pueden practicar aquellas personas que tengan un don para exorcizar. El don lo concede Dios directamente, por tanto no se puede aprender, ni transmitir. El don o se tiene o no se tiene, no hay términos medios. Las personas que tienen un don exorcístico saben cómo usarlo, Dios al dar el don concede el conocimiento de cómo usarlo. Los dones no siguen ritual alguno, siguen sus propias reglas y tiempos. Y hablo de “dones” en general pues no existe un único don exorcístico, sino que son varios y actúan de diversos modos. El exorcismo como don es superior al exorcismo ritual pues el ministro actúa del modo exacto como Dios quiere. No se actúa como en el exorcismo ritual de un modo general, sino de un modo concreto (en cuanto al gesto concreto que se hace, lo que se dice o cuando se dice), es algo divino que actúa ad hoc. Evidentemente es superior el exorcismo como don al exorcismo ritual, en sí mismo considerado. Y añado “en sí mismo considerado, porque, ya en concreto, un ministro que use el exorcismo ritual puede tener más santidad que alguien que posee un don. De forma que aunque el instrumento sea inferior, el que lo usa tenga más fuerza y por tanto el exorcismo acabe antes.

Adviértase que el exorcismo como don se ha dado también fuera de la religión católica, e incluso fuera del cristianismo. Hay algunas personas, sobre todo en África, conocidas como curanderos que en realidad son personas con dones. Dones dados por Dios para ayudar, ya que tanta necesidad hay de arreglar los males de la hechicería. Son conocidos como brujos buenos. Aunque en realidad no practican la brujería, sino sólo actúan sus dones. Y he mencionado concretamente África por darse allí muchas posesiones. Quizá por haber allí tanta necesidad, es por lo que Dios dispone de algún remedio para sus hijos aunque no hayan llegado allí misioneros con el poder dado por Cristo para ayudar a esos hijos de Dios.

El exorcismo ritual no tiene que ser propio sólo de la Iglesia Católica, también el modo de exorcizar se puede fijar en otras religiones monoteístas, de forma que se invoque a Dios de un modo fijo a la hora de pedirle que libere a un poseso de sus demonios.

Es muy interesante observar cómo se operó en la Iglesia la lenta transición del exorcismo apostólico al exorcismo ritual. Eso se produjo al darse dos factores: por un lado los exorcismos cada vez duraban más tiempo, por otro lado se observaba la gran efectividad de ciertos elementos: una determinada oración, la unción con óleo, etc. Al principio, sólo se intercalaban algunos elementos en aquel primitivo exorcismo espontáneo. Pero con el tiempo más y más elementos fueron cuajando aquellas sesiones de oración. Las sesiones eran más largas y resultaba inequívoca la efectividad de lo que acabó convirtiéndose en rito. Sabemos que en la mitad del siglo III el que recibía la orden del exorcistado recibía el libro de los exorcismos. Así que para esa época ya existía un rito fijo. Esta transición hacia lo ritual era inevitable. El exorcismo como un acto fulminante fue una excepción, pues de por sí es un acto que por su naturaleza requiere de un tiempo para debilitar al demonio. Dios hizo excepción al principio, pero finalmente al cabo de unas pocas generaciones el proceso del exorcismo duró lo que tenía que durar.

Padre José Antonio Fortea.