martes, 10 de enero de 2017

¿Cuáles son los peligros de querer desarrollar dones psíquicos?


Lo ideal sería desarrollar esos dones guiados por alguien cristiano dotado de una gran vida espiritual que al mismo tiempo poseyera que con gran conocimiento acerca estos temas, estuviera dotado asimismo de una gran vida espiritual. Es decir, alguien que nos llevara ante todo al Dios de los dones, más que a los dones de Dios. Desgraciadamente esta posibilidad suele estar fuera del alcance de casi todo el mundo, pues estas personas no abundan, son excepcionales.

¿Entonces qué hacer? Lo mejor es no impurificar un don extraordinario, si se tiene, con cosas humanas (lecturas, clases, maestros esotéricos) que tendrán parte de acierto en sus enseñanzas y parte de error. Es mejor confiar en Dios y pedirle a Él que nos guíe. Tener un sacerdote que sea un buen director espiritual es un verdadero tesoro. Aunque no es fácil encontrar confesores que estén abiertos a la posibilidad de que estas cosas sucedan. Y así muchas veces la guía de estos sacerdotes se reduce a olvidarse de todo eso. Lo cual no es ninguna guía.

Respecto a los dones que son dados por Dios directamente, pretender atender a las clases de un curso y pensar que se va a salir de allí con poderes celestiales es una pretensión inútil.

Abundan lugares donde se afirma que con clases uno puede hacer milagros. El don divino, como la misma palabra indica, es un don, es decir, un regalo de Dios que o se tiene o no se tiene. Si no se tiene, no hay nada que desarrollar. Los dones psíquicos son más limitados en número y mucho más limitados en sus capacidades.

No es cierto que todos los seres humanos tengamos la capacidad de desarrollar todo tipo de poderes y podamos aprender a ejercitarlos, como algunos pretenden. Los dones celestiales que Dios concede a pocos de sus hijos, o se poseen o no se poseen. Y si se posee un don celestial, uno sabe que lo posee, porque nota la presencia del don. Hay que añadir que cuando el Omnipotente regala una capacidad extraordinaria, Dios mismo al conceder esa capacidad enseña como utilizarla. No hay que ir a ningún curso o leer ningún libro. Dios da el conocimiento porque sería inútil dar un don y no enseñar cómo usarlo. Dios hace bien todas las cosas, tanto las ordinarias como las extraordinarias.

Lo malo de los cursos en los que se enseña a desarrollar alguna capacidad psíquica, es que la soberbia de la persona aumenta. Uno se cree poseedor de una gran ciencia, tiende a creerse superior. Y muchas veces se cercena el tiempo dedicado a la oración o a la caridad, para dedicarse a desarrollar más y más estas capacidades psíquicas. Por si la soberbia fuera poco, muy a menudo al haber aprendido estas cosas en el ámbito de la Nueva Era o en un ambiente de personas que practican la magia. En esta situación, la persona ha sido contaminada con errores acerca de la religión y muy frecuentemente siente el impulso de comunicarse con el mundo de los espíritus.

Padre José Antonio Fortea.