martes, 3 de enero de 2017

¿QUÉ SIGNIFICA EL NOMBRE DE JESÚS?


El santo Nombre de Jesús es, primero que todo, una oración todopoderosa. El mismo Nuestro Señor solemnemente promete que todo aquello que pidiéramos al Padre en Su Nombre lo recibiríamos. Dios nunca falla en Su palabra. Cuando decimos “Jesús”, pedimos a Dios todo lo que necesitamos con la absoluta confianza de ser oídos. Por esta razón, la Iglesia termina sus oraciones con estas palabras: “Por Jesucristo”, que da a la oración una nueva eficacia divina. Pero, el Santo Nombre es algo aun más grande. Cada vez que decimos “Jesús”, glorificamos a Dios con un gozo y gloria infinito porque le ofrecemos todos los infinitos méritos de la Pasión y Muerte de Jesucristo. San Pablo nos dice que Jesús mereció el nombre de “Jesús” por su Pasión y Muerte. Cada vez que decimos:“Jesús”, claramente deseamos ofrecer a Dios todas las Misas dichas en todo el mundo por nuestras intenciones. Nosotros verdaderamente participamos en aquellas cientos de misas. Cada vez que decimos: “Jesús” ganamos trecientos días de indulgencia que podríamos aplicar por las ánimas del Purgatorio, con lo que se verán muchas de estas ánimas aliviadas y liberadas de sus horribles penas. Ellas serán verdaderamente nuestras mejores amigas y rezarán por nosotros con increíble fervor. - Cada vez que decimos: “Jesús”, es un acto de perfecto amor, por el cual ofrecemos a Dios el infinito amor de Jesús. - El Santo Nombre de Jesús nos salva de innumerables males, y nos rescata especialmente del poder del demonio que está constantemente buscando la ocasión de hacernos daño. - El Nombre de Jesús gradualmente irá llenando nuestras almas con una paz y un gozo que nunca tuvimos antes. - El Nombre de Jesús nos refuerza de una manera tal, que nuestro sufrimientos parecen ligeros y fáciles de soportar.
¿QUÉ DEBEMOS DE HACER?
San Pablo nos dice que debemos de hacer todo lo que hacemos tanto sea en palabras o en trabajo en Nombre de Jesús. “Todo cuanto hacéis, sea de palabra o de obra, todo en nombre de nuestro Señor Jesucristo . . .* (Col. 3:17). De esta manera todos los actos se hacen en un acto de amor y merito. Y más aún, recibimos la gracia y la ayuda para hacer todas nuestras acciones perfectamente bien. Debemos, sin embargo, hacer lo que mejor podamos en acostumbrarnos en decir “Jesús, Jesús, Jesús” muy a menudo, todos los días. Podemos hacerlo cuando nos vestimos, en el trabajo –no importa lo que estamos haciendo- paseando, en momentos de tristeza, en casa y en la calle, en todas partes. No hay nada más fácil si nos esforzamos en hacerlo con regularidad. Lo podemos hacer muchísimas veces al día. Piensa en cada vez que decimos “Jesús” devotamente, 1) damos gran gloria a Dios, 2) recibimos grandes gracias, 3) y ayudamos a las almas del purgatorio.
Extracto del Libro "Las Maravillas del Santo Nombre". Rev. Paul 'Sullivan, OP.