"Esto hace al demonio esconderse, y lo domina", afirma el sacerdote sobre el cilicio que desde hace siete años utiliza para combatir al enemigo de Dios.
Son más de 70 mil los fieles que cada año llegan a la Basílica de San Vicinio (Sarsina, Italia), para recibir la bendición e imposición del cilicio que usaba el Santo obispo: un collar de hierro que portaba al cuello a modo de penitencia.
Con el paso de los siglos permanece entre los fieles la fama del Santo como mediador de gracias extraordinarias. Asimismo abundan los testimonios sobre el desagrado que a los demonios provoca la sola cercanía del cilicio de San Vicinio.
El padre Fiorenzo Castorri, exorcista oficial de Sarsina desde hace siete años, acredita los hechos en un artículo publicado esta semana por el diario italiano “Cesenatoday”.
"Por desgracia -señala el exorcista- muchos se acercan al rito con superstición y nosotros, los sacerdotes, tratamos de hacerles entender que aquí se viene porque necesitamos de Dios y no solo de una bendición".
Entre las miles de personas que cada mes llegan a la Basílica, cuenta padre Fiorenzo, unos 200 piden hablar con un cura aludiendo estar poseídos por algún demonio. Pero es en este punto, dice, donde comienza el "descreme” del exorcista para identificar aquellos que en realidad están posesos por una entidad maligna.
"Muchos son mitómanos -explica padre Fiorenzo, quien es discípulo del sacerdote Gabriele Amorth- y es bastante fácil aclarar quienes tienen problemas de salud mental y no de naturaleza religiosa. Aquellos que claramente afirman ser víctima de amarres, influencias malignas o maleficios, que indican también a menudo los autores, es muy difícil que sean presas del diablo. En los últimos siete años, desde que recibí este encargo, sólo han sido cinco los claramente posesos; y cada semana les recibo para expulsar al demonio de sus cuerpos".
De hecho -prosigue explicando el exorcista-, para saber si una persona ha sido apresada por el diablo, existen al menos cinco indicadores que lo revelan: “no toleran que la mano del sacerdote les bendiga o la imposición de las manos; rechazan absolutamente oír siquiera hablar de la Santísima Virgen María; se niegan a tocar la estola y no permiten la imposición del cilicio de San Vicinio alrededor de su cuello".
"El collar del Santo –puntualiza padre Fiorenzo - es mi 'detector de satanás', un instrumento muy poderoso que, junto con los demás, puede revelar la posesión del maligno. El rito de la Iglesia Católica -cuando existen indicios claros de la presencia del diablo-, prevé que el demonio podría haber poseído a una persona de cuatro maneras. Cuando hay posesión, algunos afectados entran en trance durante el exorcismo; la vejación, si el maligno aflige varias partes del cuerpo; la obsesión, cuando el cerebro está manipulado por la entidad; y la infestación… que no tiene nada que ver con los fantasmas. Muchos tienen como referencia a la película 'El Exorcista', pero yo que dialogo con el diablo cinco días a la semana, puedo decirle que eso nada tiene que ver con la realidad".
¿Quiénes son los endemoniados?
Son personas que se han dejado infectar por el diablo, alejándose de la ley de Dios y aproximándose al demonio... Los que acompaño son personas solitarias, frágiles y débiles. Son los más pobres de Occidente que han perdido el sentido de la esperanza siendo seducidos por el poder, el tener, el placer y dieron así consentimiento. Uno de los aspectos más preocupantes es que, durante los exorcismos, el mismo diablo me está diciendo que entra en el cuerpo de las personas a través de la televisión.
¿Qué puede decirnos de las personas que cada semana vienen a Sarsina para ser exorcizadas?
El exorcismo para la Iglesia es un evento privado y se protege la privacidad de quienes se someten al rito. Las cinco personas que acompaño son todas las mujeres, con edades comprendidas entre los 40 y los 60 años, y el mal que las posee se mueve a lo largo de sus cuerpos. Ningún médico ha sido capaz de diagnosticar lo que les aqueja… de hecho es el diablo quien se mueve dentro de ellas. Para liberarlas de sus padecimientos es necesario el exorcismo al menos una vez a la semana y continuar durante el tiempo que se precise, así fueren siete u ocho años.
¿Cómo es el diablo?
Cada una de estas personas que acompaño tiene un diablo distinto. Algunos son muy habladores, mientras que otros no quieren hablar. Los que hablan a menudo utilizan también otros idiomas, que los poseídos no conocen. Durante los exorcismos, el poseído demuestra una fuerza sobrehumana, al punto que se necesitan al menos cinco personas para mantenerlos quietos. En nuestro museo mantenemos una silla de contención, para bloquearlos, pero nunca la usamos.
¿Ha podido descubrir cómo fue que estas señoras llegaron a estar poseídas?
De los cinco casos que acompaño, en tres de ellos hubo maleficios hechos por las suegras de estas mujeres que no querían que sus hijos se casaran con ellas. En un caso, sin embargo, fue la madre de la víctima, mientras que en el último estamos empezando y todavía se está evaluando la situación. La maldición se realizó por el consumo que las víctimas hicieron de material malignizado, preparado por un sacerdote del diablo. Se trata de personajes muy astutos y, que en ningún caso desean ser descubiertos. A menudo me sonrío cuando una persona viene y me da el nombre de presuntos magos o hechiceros, afirmando haber sido maldecido por ellos. Quienes preparan estas cosas permanecen ocultos, en la oscuridad.
¿Cómo llega la liberación del diablo?
En mis siete años de exorcista sólo en un caso llegué a la liberación del maligno. Podemos decir que una persona es liberada del demonio sólo cuando ella ya no entra en trance durante el exorcismo y no acusa malestares. De hecho, para los exorcistas la verdadera liberación del diablo ocurre fuera del alcance de sus ojos. Es sólo la Santísima Virgen María quien puede liberar completamente destruyendo las entidades malignas aplastándoles su cabeza...
Fuente: Portaluz.