DÍA PRIMERO
ORACIÓN (del día)
Dios y Señor de los ángeles, a
quienes encomiendas la guarda de los hombres: ofrezco los merecimientos de
estos soberanos espíritus y los del Príncipe de los ángeles, San Miguel, que
por sí, y por medio de sus ministros, guarda la naturaleza humana, que me
guardes de todo pecado, me concedas una pureza angélica y otorgues lo que pido
en esta Novena, a mayor honra y gloria vuestra.
Aquí rezará nueve veces el Padre
Nuestro y Ave María, en honra de los nueve coros de los Ángeles, y de su
príncipe San Miguel; después la oración siguiente.
ORACIÓN
Gloriosísimo Príncipe de la Corte
del Cielo. Excelentísimo Arcángel San Miguel, gran primer Ministro de Dios,
amigo de Jesucristo, y muy favorecido de su Santísima Madre, defensor de la
Iglesia y abogado de los hombres: pues tanto favorecéis a vuestros devotos,
haced que yo os sepa amar y servir, y alcanzadme del Señor lo que deseo y pido
en esta Novena, a mayor honra y gloria suya y provecho de mi alma.
Aquí, con la mayor confianza y
devoción que se pudiere, pedirá cada uno al santo Arcángel la gracia o favor
que desee alcanzar en la novena.
ORACIÓN
Omnipotente y sempiterno Dios;
que por Tu suma clemencia nombraste, para la salud de los hombres, al
gloriosísimo San Miguel Arcángel Príncipe de tu Iglesia concédenos, que por su
intercesión y eficaz auxilio merezcamos ahora ser defendidos de todos nuestros
enemigos, en la hora de nuestra muerte seamos libres, y presentados
benignamente ante el trono de tu Majestad excelsa. Amén.
DÍA SEGUNDO
Este día, como todos los demás
siguientes de la Novena, se ha de hacer y decir lo mismo que en el primero,
variando sólo la oración del coro angélico, que le corresponde a cada día.
Dios y Señor de los Arcángeles, a
quien encomiendas los negocios gravísimos de vuestra gloria; por tales
merecimientos gravísimos de vuestra gloria: ofrezco los merecimientos de estos
nobilísimos espíritus y los de San Miguel Arcángel, que defendió vuestra honra
y gloria contra Lucifer y sus ángeles, para que yo busque en todas las cosas
vuestra mayor honra y gloria y me des lo que pido en esta novena. Amen.
DÍA TERCERO
Dios y Señor de los Principados a
quienes encomendáis la guarda de los reinos, ofrezco los merecimientos de estos
excelentísimos espíritus y los del príncipe de la Milicia Celestial, San
Miguel, guarda mayor de todos los reinos cristianos, para que guardes mis
sentimientos y potencias de todo desorden y desobediencia a vuestras leyes
divinas y me concedas lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria. Amén.
DÍA CUARTO
Dios y Señor de las Potestades,
quienes tienen especial poder para refrenar los demonios; ofrezco los
merecimientos de estos poderosísimos espíritus y los de vuestro siervo, San
Miguel Arcángel, que alcanzó sobre los demonios la mayor victoria y con la misma
facilidad pelea continuamente contra ellos, en favor de los hombres, para que
me defiendes de todas las tentaciones del mundo, del demonio y de la carne y me
des lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
DÍA QUINTO
Dios y Señor de las Virtudes, por
las cuales haces milagros propios de vuestro soberano poder, gobernando la
naturaleza, para que os sirva a vuestra gloria: ofrezco los merecimientos de
estos prodigiosos espíritus y los de San Miguel, principal instrumento de todas
las maravillas que se hacen en el mundo, para que me concedas, que vencidas las
malas inclinaciones de mi corrompida naturaleza, conserve y aumente vuestra
gracia y consiga lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra.
Amén.
DÍA SEXTO
Dios y Señor de las Dominaciones,
las que presiden a los coros inferiores y son ministros de vuestra providencia,
os ofrezco los merecimientos de estos eminentísimos espíritus y los de vuestro
primer ministro San Miguel, para que me concedas perfecto señorío sobre mis
pasiones y perfecta obediencia a todos mis superiores y la gracia que pido en
esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
DÍA SÉPTIMO
Dios y Señor de los Tronos, en
quienes descansas, como en el trono de vuestra gloria y os sientas como en tribunal
de justicia: ofrezco los merecimientos de estos altísimos espíritus y los de
San Miguel Arcángel, trono de vuestra grandeza y ministro supremo de justicia,
para que concedas, que yo me juzgue a mí mismo con rigor, para ser después
juzgado con piedad y consiga lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria
vuestra. Amén.
DÍA OCTAVO
Dios y Señor de los Querubines
que están adornados de perfectísimas sabidurías: ofrezco los merecimientos de
estos sapientísimos espíritus y los de San Miguel, príncipe de los sabios del
cielo, por quien enseñas a vuestra Iglesia las verdades que necesita saber para
que me enseñe a temerte y amarte, que es la mayor sabiduría y que me concedas
lo que pido en esta novena, a mayor honra y gloria vuestra. Amén.
DÍA NOVENO
Dios y Señor de los Serafines que
se abrazan a vuestro amor: ofrezco los merecimientos de estos ardentísimos
espíritus y los de vuestro amado y amante San Miguel, para que yo os ame, único
Dios y Señor mío, sobre todas las cosas, con toda el alma, con todo el corazón
y con todas las fuerzas; y para que me concedas lo que pido en esta novena, a
mayor honra y gloria vuestra. Amén.
ORACIÓN
¡Oh soberano Arcángel! ¡Oh
excelente príncipe de la corte del cielo! ¡Quién no os será muy devoto desde
hoy, si así favorecéis a vuestros devotos? ¡Quién no os servirá con mucho
cuidado, si de esta manera pagas los servicios que os hacen? Mas para que yo os
ame, basta saber el amor que me tienes al que no puedo corresponder, con igual
amor. Pero ya que con obras no puedo responder a tantas mercedes, recibe mis
palabras y afectos. Gracias te doy, ¡oh excelso y sublime espíritu!, porque
defendisteis la honra y gloria de mi Señor Jesucristo y por todos los servicios
que en toda la vida le hicisteis a Él y a su Santísima Madre.
Gracias os doy por el ángel que
has destinado para mi guarda y por los otros beneficios generales y
particulares que por vos o por medio de vuestros ángeles me has hecho, los
cuales no conozco bastante en esta vida, ni los puedo dignamente agradecer y por
eso pido y suplico al ángel de mi guarda, que en mi nombre te los agradezca y
juntamente los que has hecho a toda la naturaleza humana; y principalmente a la
Santa Iglesia, de que yo soy miembro. Yo me gozo de todos los privilegios,
gracias, prerrogativas, dignidades y dones naturales y sobrenaturales con que
el Señor te ha honrado y enriquecido y doy al Señor eternas gracias por ellos,
porque así quiso exaltarte y hacerte su privado y favorecido entre todos los
ángeles.
Defiéndeme, ¡oh valerosísimo capitán
de los ejércitos de Dios! Envía en mi socorro vuestros soldados, para que me
defiendan de los demonios y no me rindan a sus combates y tentaciones. Manda
vuestros ángeles que me guíen para no andar errado; que me alumbren para que no
camine ciego y que pongan sus manos para que no tropiecen mis pies en el camino
peligroso, de esta vida. Asistid con vuestros ángeles, a mi muerte y alcanzadme
del Señor contrición verdadera de mis culpas, para que presentada por vuestras
manos ante el trono de la Santísima Trinidad, entra en posesión de la gloria,
donde alabe al Señor para siempre dar perpetuas gracias de haber conseguido con
vuestra intercesión la bienaventuranza. Amén.
La fiesta de los arcángeles es el 29 de septiembre y su novena comienza el 20 de septiembre.
Fuente: corazones.org