La función primera de los Santos Ángeles es la alabanza a DIOS. Pero también, DIOS, les ha encomendado la terrible batalla contra Satanás y todos los malos espíritus, bajo las ordenes de la Santísima Virgen.
Su lugar es pues esencial en los designios victoriosos de la Mujer revestida del sol frente al Dragón rojo "embriagado con la sangre de los santos y de los mártires" (Ap 17, 6). Y, como están siempre a nuestro lado en la lucha, dándonos fuerza y valor, curando nuestras heridas y defendiéndonos del Maligno, procuremos vivir siempre en su compañía.
Ángel Santo, tú eres mi guardián, mi tutor y mi maestro, mi guía y mi defensa, mi sabio consejero y mi fiel amigo, a ti te estoy encomendado por la bondad del SEÑOR desde el día de mi nacimiento hasta la última hora de mi vida. ¡Qué respeto te debo, tú que estás siempre a mi lado, allí donde vaya!
Con cuánto reconocimiento he de agradecerte el amor que me tienes. ¡Qué confianza ilimitada me da el saber que eres mi ayuda y mi defensor! Santo Ángel, enséñame, corrígeme, guárdame y guíame por el camino recto y seguro de la Ciudad Santa de DIOS. No permitas que haga nada que ofenda tu santidad y tu pureza. Presenta mis deseos al SEÑOR, ofrécele mis oraciones, muéstrale mis miserias y hazme saber desde su infinita bondad, por la intercesión maternal de tu Reina, María Santísima, cómo alcanzar la sanación.
Vigila cuando estoy descansando, sostenme cuando estoy cansado, sujétame cuando voy a caer, levántame cuando he caído, indícame el camino cuando estoy perdido, devuélveme el valor cuando estoy extraviado, ilumíname cuando no veo, defiéndeme cuando soy atacado. Y, especialmente en el último día de mi vida, sé mi escudo contra el demonio. Con tu defensa y tu conducta ayúdame a entrar por fin en la morada radiante donde eternamente podré expresarte mi agradecimiento y glorificar contigo al SEÑOR DIOS y a la Virgen María, mi reina y la tuya.
Amén.
P. Ghislain Roy
Para liberarse y sanar.