- ¿Por qué el cautivo en triste soledad,
sollozando con lúgubre gemido
tu nombre invoca, Virgen de Piedad?
- Porque tu eres la vida de este mundo
La estrella del que sufre en este suelo.
Versos sacados de unos antiguos cantares a la Virgen.
Queridos Hermanos:
1. El mejor y el más grande canto que se puede llevar a Dios desde este suelo, es en honor a Nuestra Señora de Luján.
Aquí me pongo a cantar
con cualquiera que se ponga
la mejor, la gran milonga
que se habrá de perpetuar
entre la Pampa y el mar
y el que es mayor que los dos,
cielo estrellado de Dios
donde sus plantas están,
canto a la Flor de Luján,
canto a la Madre de Dios.
2. Dios creó todo lo que hay en la tierra y en los cielos, creó al hombre, su obra mejor, y éste, desobedeciendo, instigado por el Demonio, pecó, alejándose de Dios.
Dios hizo el cielo y el rayo,
hizo el sol, hizo la estreya,
hizo la Pampa sin güeya,
hizo el toro y el cabayo,
hizo al hombre, y aquí cayo,
porque fue su obra mejor,
pero el Mandingatraidor
conoció que era de barro.
Pecó el hombre, rompió un carro
y se le enojó el Criador.
3. Fuera del paraíso, el hombre y la mujer estaban sin posibilidad de salvarse, por haber cometido una ofensa, en cierto modo, infinita. Sólo Dios podía salvar al hombre.
Y lo echaron de la estancia
pa la tierra del infiel,
a tragar miseria y y el
el que nació en abundancia.
Pero su mesma ignorancia
le dio compasión al Juez.
Pensó un momento y después
exclamó lleno de ciencia:
“Se ha de cumplir mi sentencia
pero güelta del revés”.
4. Dios se hace hombre y muere en la Cruz para pagar por nuestros pecados. Elige por madre a la Virgen de Luján.
“La muerte que al hombre aterra
Yo a mí mesmo me la aplico:
Yo soy grande y me hago chico
y siendo Dios me hago tierra.
Yo he de vencer esta guerra
con las armas que me dan,
porque vencer de rufián
a Dios no es cosa que cuadre”.
Y eligió para su Madre
a la Virgen de Luján.
5. Los misterios de la encarnación del Hijo de Dios y de la Redención son muy profundos.
Aquí hay misterios muy fieros
y aquí hay un pozo muy hondo;
yo mi ignorancia no escondo
ni me meto en agujeros.
Aquí hasta los más matreros
boleados quedarán,
y jamás entenderán,
porque es cencia infinita
y “Eligió para Mamita
a la Virgen de Luján”.
6. La humildad de Jesucristo es inconmensurable. Quiere hacerse hombre para salvar al hombre y ser en todo semejante a nosotros menos en el pecado.
Miren qué humildá, qué empeño
el del Hijo de Dios Padre,
ir a elegir para Madre
en un pago tan pequeño,
El que es de este mundo el Dueño
no se guía por las ropas,
podía ir por las Uropas
a elegir las potentadas.
Pudo sacar as de espadas
y robó cuatro de copas.
7. La Virgen de Luján fue madre de Jesús muy buena, cariñosa, linda, habilidosa y muy probada en el dolor. Desde la Cruz, su Hijo nos la dio por madre nuestra del cielo.
Y de que Dios la encontró
güena Madre y cariñosa,
guapa, limpia, habilidosa,
y su corazón probó,
al tiempo que la dejó,
quiso hacer algo que asombre
y le dijo: “Por mi nombre
y estando en esta cruz triste,
Madre de Dios güena juiste:
Yo te hago Madre del hombre”.
8. ¿Adónde iríamos si no tuviéramos a la Virgen por Madre? Nosotros que somos duros para sujetarnos a los mandamientos y muy ignorantes de las cosas de Dios, que estamos huérfanos de Dios, que nos quitan el sólido alimento de la formación cristiana y las sanas tradiciones, llenándonos la cabeza de cosas estériles y tristes, ¡menos mal que tenemos por Madre a la Virgen de Luján!.
Guacho pampa a dónde irías
cuando no tuvieras madre,
vos que sos duro de encuadre
y de pocas tiologías.
Vos que te hayás estos días
guacho en la tierra que hiciste:
te han quitado hasta el alpiste
para darte la instrucción,
te han quitado el corazón
y te dan un libro triste.
9. María de Luján es nuestra Patrona, Protectora y Abogada contra la invasión de sectas y doctrinas extrañas. Única estrella en la hora del peligro. Poderosa en su oración por ser Madre de Dios.
Reina del Plata, Señora
del pobre crioyo olvidado,
techo que nos ha quedado
contra esta lluvia invasora.
Estreyita pa la hora
de la tormenta feroz,
mira que se vuelve a Vos
mi alma que no desconfía,
porque si sos madre mía,
sos también Madre de Dios.
10. Así como es nuestra única esperanza ahora, así lo será en la hora final. Así Ella pedirá especialmente por nosotros en el momento de nuestra muerte, recordando cuántas veces le rezamos la Salve y el Santo Rosario.
Madre de Dios, Madre mía,
y no quiero saber más,
hacéme morir en paz
con Dios y con Vos, María.
Al filo de mi agonía
no recordés mis reveses,
recordá en vez cuántas veces
y ya desde muy guachito
yo te recé el “Bendito”.
PADRE LEONARDO CASTELLANI