miércoles, 10 de abril de 2013

DE LA POBREZA



Conviene, primeramente, que desprecie todo lo terreno y lo repute como estiércol, sirviéndose de ello estrictamente para la necesidad. Esta necesidad ha de reducirla a pocas cosas, aÚn sufriendo alguna incomodidad por amor de la pobreza, como alguien dijo: "Sé que no es laudable ser pobre, sino en la pobreza amar la pobreza, y aguantar con gozo y alegría la escasez de la misma, por Cristo. Pero, ¡qué pena!, muchos se glorían solo del nombre de la pobreza. Pero ¿en qué sentido? Con tal que nada les falte. Se llaman amigos de la señora pobreza, pero huyen, en cuanto pueden, de los amigos y compañeros de la pobreza, esto es, del hambre, el frío, la sed, el desprecio y la abyección". No fue así nuestro beatísimo Padre Domingo, ni tampoco Aquél que siendo rico, se hizo pobre por nosotros, ni todos los Apóstoles que, como sabes, nos enseñaron con la palabra y con el ejemplo.
Nada pidas a otro, a no ser por necesidad, ni condesciendas con quien quiera darte algo, aunque sea con muchos ruegos, incluso con el pretexto de que lo repartas a los pobres. Porque, créeme, en esto el donante y todos los que lo sepan se edificarán mucho, y por ello los podrás inducir más fácilmente al menosprecio del mundo e inclinarlos al socorro de otros pobres.
Entiendo por necesidad para ti un alimento frugal y un vestido vil, así como el calzado, según la necesidad del momento presente. No llamo necesidad la carencia de libros, bajo cuyo velo frecuentemente se cubre una gran avaricia. En la Orden se encuentran bastantes libros comunes y acomodados.
Y quien quiera conocer claramente el efecto de lo antedicho, procure antes que nada cumplirlo con corazón humilde; de lo contrario, si quisiera contradecir con hinchado corazón, quedará fuera. Porque a los humildes Cristo, Maestro de humildad, les manifiesta la verdad, que permanece oculta a los soberbios.


San Vicente Ferrer