domingo, 14 de mayo de 2017

EL DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS (III)

Capítulo 3: Orígenes posibles

Todas las mociones pueden reducirse a tres: la diabólica, la natural y la divina.


1) La naturaleza

La naturaleza humana tiene tendencias connaturales al bien propio de cada una de las potencias del hombre: la verdad, el bien espiritual, el bien concupiscible y el bien arduo. Pero la naturaleza del hombre se encuentra herida por el pecado; por eso experimenta tendencias desordenadas hacia el bien, especialmente al bien sensible. Estas tendencias desordenadas cuando no son combatidas constituyen los “vicios capitales”.

2) El diablo

La naturaleza corporal obedece a los espíritus angélicos en cuanto al movimiento local y en tal sentido el espíritu diabólico puede actuar sobre nuestros sentidos materiales, ya sea sobre nuestra imaginación, ya sea sobre el apetito suscitando algunos movimientos pasionales. Es también a través de su influencia sobre los sentidos que puede llegar indirectamente al entendimiento.

3) Dios

Su acción es directa y lo afirma la misma Escritura: Es Dios quien opera en vosotros el querer y el obrar según su beneplácito (Fil 2,13); El corazón del rey es un curso de agua en la mano de Yahvéh, Él lo inclina hacia donde quiere (Prov 21,1). Dios obra directamente por sí o bien mediante sus ángeles.

En definitiva, como el diablo usa o potencia las tendencias desordenadas de la naturaleza los autores espirituales sintetizan sus reglas hablando tan sólo de dos espíritus, el bueno y el malo o el angélico y el diabólico.

P. Miguel Ángel Fuentes, V.E.