Bienaventurado San Miguel Arcángel, sé mi guardián y custodio en todos mis caminos y batallas espirituales; que tu santa protección me acompañe de día y de noche. Defiéndeme del enemigo de mi alma y sus agentes del mal. Guíame por el buen sendero. Líbrame de ofender a Dios. En la hora de mi muerte, tómame de la mano y llévame contigo a la gloria del Padre Eterno.
Amén.
San Miguel: Ilumíname con tu luz.
San Miguel: Protégeme con tus alas.
San Miguel: Protégeme con tus alas.
San Miguel: Defiéndeme con tu espada.
Amén.