Señor Dios, que nos dejaste las señales de tu Pasión santísima en la sábana santa, en la cual fue envuelto tu cuerpo santísimo, cuando por José fuiste bajado de la cruz: concédenos, ¡oh piadosísimo Señor! que por tu muerte y sepultura santa, y por los dolores y angustias de tu santísima Madre María Señora nuestra, sean llevadas las almas del Purgatorio a la gloria de tu Resurrección, donde vives y reinas con Dios Padre, en unidad con el Espíritu Santo, por todos los siglos de los siglos.
Amén.