«Hijo mío, da un mendrugo de pan a tu hermano pobre, y recibirás el paraíso; da un poco, y recibirás mucho; da los bienes perecederos, y recibirás los bienes eternos. Por los presentes que hicieres a Jesucristo en la persona de los pobres, recibirás una recompensa eterna; da un poco de tierra, y recibirás el cielo».
San Juan Crisóstomo